citó a los jóvenes madrugueros para la vivienda de Hayde y Abel Santamaría en 25 y O en el Vedado donde comunicó que había llegado el momento. El plan consistía en el asalto a los cuarteles Moncada en Santiago de Cuba, y Carlos M. de Céspedes en Bayamo una vez cumplido este objetivo llamar al pueblo para que en su unión lograr deponer el régimen usurpador de Fulgencio Batista.
De Madruga acudieron al compromiso con la patria Boris Luís Santa Coloma (mártir), Orbeín Hernández Díaz y Manuel Suardiaz Fernández, estos últimos lograron con grandes esfuerzos retornar a su localidad.
Después de la liberación de Hayde Santamaría y Melba Hernández, Orbeín Hernández Díaz se dio a la tarea de contribuir al avituallamiento de sus compañeros recluidos en el Presidio Modelo de la Isla de Pino, recaudar fondos para la edición y posterior distribución en todo el país, en la clandestinidad de “La Historia me Absolverá” y en la movilización popular por la amnistía de los presos políticos.
Liberados Fidel y los demás combatientes. Orbeín visita a Fidel con frecuencia y lo acompaña en los intentos de proteger la integridad ética de sus compañeros a los cuales el régimen trataba de mancillar.
Constituido en Madruga el Movimiento 26 de julio, fue su coordinador municipal, entre las tareas a desarrollar estuvo la recaudación de fondos y la propaganda, pintando letreros en las paredes y distribuyendo proclamas, razón por la que fue detenido en varias ocasiones.
Estando Fidel en México junto a otros madrugueros distribuyen los Manifiestos No 1 y 2 del Movimiento 26 de julio por lo que fueron detenidos y enviados al Castillo del Príncipe para ser procesado; ante la falta de pruebas el tribunal ordenó su liberación.
En agosto de 1955 apoyó la huelga de los obreros azucareros. El año 1956 la lucha se consolida, se incrementan las actividades de sabotajes y la propaganda revolucionaria, Orbeín Hernández junto a Eva Fernández - Larrea en supuesta relación de pareja trasladaban a la localidad útiles para las actividades de la organización-
Bajo su dirección, en víspera del 30 de noviembre se apoya el levantamiento en Santiago de Cuba y el desembarco del Granma. La impericia imposibilitó que se alcanzara los resultados esperados, no obstante, las acciones ejecutadas tuvieron un gran impacto en la población.
La dirección del Movimiento 26 de julio le encargó a Orbeín Hernández Díaz asumir la responsabilidad de Jefe de acción y Sabotaje para los municipios del interior de la antigua provincia La Habana asumiendo Raúl Barroso Vargas la dirección de la organización.
En 1957, dispuso de su propio apartamento, localizado justo debajo de la residencia de un miembro de las fuerzas del régimen, para realizar una acción en La Habana, agrupándose en ella más de treinta combatientes, aunque no llegó a realizarse la operación se actuó con una prudencia tal que pasó inadvertida para el servicio de inteligencia de la tiranía.
Previo a la huelga del 9 de abril precisó con Raúl Barroso Vargas los detalles de las acciones a realizar, por la cual la localidad quedaría incomunicada produciéndose grandes pérdidas económicas al régimen.
Las fuerzas represivas del régimen llevaron a cabo su detención, por dos ocasiones fue conducido a la Novena Estación de Policía en La Habana, torturado salvajemente, una vez puesto en libertad y suponiéndose su posible muerte, logró llegar a Madruga siendo conducido a Pipián donde con la colaboración de Bienvenido Marrero fue escondido en una finca en Montefull donde repuso su salud.
La dirección del Movimiento 26 de julio ordenó su exilio en Venezuela donde continúo desarrollando una amplia labor en apoyo la lucha en la Sierra Maestra a donde pretendía llegar cuando se produjo el triunfo revolucionario.
Al retornar a Cuba continúa sus labores en apoyo a la revolución; denunciando las agresiones imperialistas; participó en las movilizaciones de Girón, la Crisis de Octubre y durante la toma de posesión del gobierno de los Estado Unidos de John F Kenedy, participó en diversas Zafras del Pueblo; fue Coordinado Municipal de la JUCEI y fundador del Partido Comunista de Cuba en la que se desempeñó como miembro del Buro Provincial de la organización en la primitiva provincia La Habana.
Al constituirse la Organización Político Administrativa de 1976 se le orientó desempeñarse como Director Provincial de Servicios Comunales en la nueva provincia de La Habana, posteriormente pasa a laborar junto a Melba Hernández en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, aquejado de una cruel enfermedad fallece el 30 de julio de 1985 en La Habana.